
Te amo tal y como eres y por esa razón prometo escucharte en todo momento y aprender de ti cada día de nuestra vida. Creeré siempre en ti y celebrare cada uno de tus triunfos y gozare de todo aquello que el futuro nos depare. Te amaré en todo momento, estando juntos o separados y por eso prometo que hare todo lo posible para construir un hogar lleno de honestidad y sinceridad. Me caso contigo y mezclo mi vida con la tuya por siempre y para siempre y soportare cualquier tempestad siempre que me encuentre a tu lado. Yo te elijo para caminar juntos, dormir a tu lado, ser dicha para tu corazón y alegría para tu espíritu. Prometo respetarte, amarte y honrarte por el resto de mis días.
Y con eso espantaremos de una tiempo tanto moscón como nos zumba aquende alreguedor de las talegas de tu hija. Y como don Simón opinaba lo mismo que su mujer, no durmió aquella noche, contando las horas que faltaban hasta la en que pudiera presentarse al país para decirle que aceptaba su proposición Amaneció al cabo; y como los instantes son preciosos en tales ocasiones, nuestro astro no esperó a la noche para ver a sus amigos. Para todos hubo: para el que debía, para el que deseaba y para el que valía, y a cada cual se le hablaba en el gama conveniente. Las que escribió don Simón, menos relacionado que sus auxiliares con la gente del distrito, venían a decir, salvas ciertas contingencias y otras pequeñeces de estilo, lo siguiente: «Muy estimado amigo y señor mío: Las aflictivas circunstancias por que atraviesa la nación, obligan a los hombres independientes y de recta voluntad a actuar grandes sacrificios. Pero debo advertirle, para su gobierno, que ya se le han anticipado a usted otras agarraderas que pesan mucho entre esta familia, por lo cual temo que el éxito de nuestra batalla no sea tan cumplido como deseara. A levante fin, y para cuanto le ocurra, me ofrezco de usted, como siempre, afectísimo amigo y seguro servidor q.