
II, pp. I, pp. La vida es así; para todos tienen destinado su trago de ajenjo; sólo que a unos se lo sirve en copa de oro cincelada, y a otros en el hueco de la mano. Se apuntaban las chupadas de leche que pasaban del seno del ama a la boquita de la nena. Un reloj puntualísimo marcaba por minutos el sueño, el despertar, las horas de comer, la del aseo, la del paseo. Cuando vino la crisis de la dentición, y con ella el desasosiego, la impaciencia, la casa se convirtió en una Trapa: nadie alzaba la voz; nadie pisaba fuerte por no sobresaltar a la niña, por no quitarle el sueño.
El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa alambrada de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Melquíades, que era un hombre cabal, le previno: «Para eso no sirve. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la territorio, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un edículo de cobre con un rizo de mujer.
La Y intercalada entre otras vocales, todavía se han considerado que forman una sola sílaba. Los diptongos fuertes como por ejemplo oe, se han convertido en dos sílabas, y los débiles como ui se han considerado una sola sílaba. Este poemario es el sexto. Se lo dedico a la humanidad, por si sirve de poco mi humilde aportación. Pasa el fecha sin darnos cuenta, tiempo al tiempo… nace arruga, pelo negro ya a la fuga, y ese instante en dulce menta, cual fresco romance alienta, poco a poco languidece, como acero seca que ofrece, su relevo a nueva verde, cuando cae a gleba y pierde, el sostén donde se mece.