Bombas y metrallas, hierro candente. En la desdicha el cuerpo calcinado de la mujer, el hombre, la niña, el niño, fueron la cicatriz en las veredas. Cruel matanza. Sobre aquella geografía de la Plaza Mayor llovían grandes lenguas inflamadas y los inocentes que saludaban con sus pañuelos al vientos se encendían como yescas. Cayeron los Granaderos asesinados. DL podía verlos muertos, mordidos por metales ardientes de dientes aserrados.
Época menester otra cosa. Pero esto, que puede parecer una de tantas incongruencias de nuestra democracia incipiente, no es divertido y no hace, tampoco, al caso. Hoy me parece que aun el aire de Los Sunchos época alimenticio, y que bastaba masticarlo al respirar para mantener y aun acrecer las fuerzas: milagro de mi nacionalidad, donde, virtualmente, todavía se encuentran pepitas de oro en medio de la calle. Y aquí debo confesar que yo era, en efecto, un angelito gracioso si se me consideraba en lo físico. Tengo por ahí arrumbada cierta fotografía amarillenta y borrosa que me sacó un fotógrafo trashumante al cumplir mis cinco años, y aparte la ridícula vestimenta de lugareño y el aire cortado y temeroso, la verdad es que mi efigie puede considerarse la de un lindísimo arrapiezo, de grandes ojos claros y serenos, frente espaciosa, cabello rubio naturalmente rizado, boca bien dibujada, en forma de arco de Cupido, y barbilla redonda y modelada, con su hoyuelo en el medio, como la de un Apolo infante.
La conexión de Irma Greene con la zona viene desde hace muchos abriles, pues sus padres eran oriundos de Pichilemu, pero es precisamente en la gran urbe chilena donde nace y realiza sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Inglés. Tan fuerte amor se generó entre ambos que decide dejarse llevar por los designios del corazón, abandonar sus estudios superiores y la vida capitalina. Este extremoso cambio le presentó un desconocido globo, un estilo de vida que la empapaba de la actividad del órbita, contrario al que llevaba junto a sus padres. Y si bien se alejó de un prometedor futuro como abogada, para ella hoy significa la mejor de sus apuestas y el punto donde descubre su amor por la labor social. Hace 5 abriles el mensaje de una misa dominical cambió su vida, cuando Maqueta. Esto les demuestra a ellos que es viable tener una ocupación de levante tipo, solo hay que contar con las ganas de querer dar un vuelco positivo a su realidad, y ellos las tienen, de eso sí estoy segura. Verlos maduros, trabajando, siendo padres de familia, me llena de orgullo, pues siento que he aportado a la transformación de un anatomía humano. Con 27 años de órbita, 3 Rally Dakar en el cuerpo y un sinfín de triunfos y reconocimientos, Andrés ha sabido de lo dulce y agraz de cada biografía.