Sensualidad

SIN HISTORIAL

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Bastó ese primer día para sentir que estaba en casa, me sentí familiarizada con todo el entorno, como si hubiese regresado a un lugar en el que nunca estuve antes. Paralelamente a todos estos días, yo andaba extremadamente cuidadosa por no perder un collar que mi hermano Dito había hecho para mí, ya se había caído varias veces de mi cuello durante los viajes, por suerte siempre lo recuperé, lo usaba tanto que estaba viejo y rajado, me iba a causar mucha pena si lo perdía, aunque sabía que en realidad era a mi hermano a quien no quería soltar. A veces me sentaba a mirar el mar con una taza de café y me parecía loco estar en Centro América, yo solo había planeado ir a Ecuador, nunca pensé estar andando por ahí sin tener que preocuparme por volver. Pensaba en como las fronteras pierden poder cuando ya no se trata de tener una lista de países en check, sino de ir viviendo el presente de un solo camino, un camino que te conecta con tantas personas buenas y con su simple día a día en cualquier lugar del mundo, algunas se quedan en tu vida y otras solo aparecen para ayudarte a seguir.

Text Ella Y allí estaba de nuevo. Como cada martes. Y, sobre todo, donde era feliz. Tal y como era costumbre en Martha, la joven psicóloga llegó a las seis en punto de la tarde al administración en el que Estefanía la esperaba. Ni un segundo antes, ni un segundo después.

Si, por otra parte, eres de los que creen que no se puede aprender a cantar sin tener buena voz, también me gustaría que leyeses este artículo. No se puede grabar a cantar sin tener buena berrido. Mi voz es como es y no puedo cambiarla. Cuando la familia escucha esto, al margen de que el gallo pueda parecer gracioso, la respuesta que se suele dar es «nadie es perfecto, un día avieso lo tiene cualquiera». Al fin y al cabo, es lo mismo empero al revés. Si es que al final me repito Lo hemos antedicho muchas veces, pero todo se reduce a saber coordinar y ejercitar.

Ya llegaremos a eso. Un testamento no es solo un legado, o una carta de agradecimiento, pero un alegoría de amor, amistad y compañerismo. Es a su vez un recuerdo, un recuerdo plasmado en las hojas que ahora sostienes en tus manos. Un recuerdo que puede ser revivido una y otra vez por sus participantes o por aquellas personas que, con un poco de ayuda del artífice, quieran vivir ese recuerdo por ellos mismos. No te culpo, de acción, me identifico.

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