
Mientras me guía por la telaraña de callejones empedrados, muchas de las prostitutas lo saludan con familiaridad. Fuente de la imagen, Frits Rouvoet Pie de foto, Una de las principales calles del barrio rojo. Frits dirige una librería en el barrio rojo y con frecuencia invita a las mujeres a tomar un café, un momento de alivio del abuso y la intimidación que sufren en la calle. Desde Inglaterra, Escocia, Irlanda. Borrachos, gritando, tratando de tomar fotos. Para muchas de estas mujeres, esta es una vida secreta y ver su foto en las redes sociales podría provocar que sus familias las marginen. Apaga un cigarrillo, detiene un video en su teléfono y me lleva por un pasillo corto a una pequeña habitación blanca de cemento. Kristina ha trabajado en el barrio rojo durante una década.
Talia Sable OnlyFans permite a los usuarios monetizar su contenido tras un barricada de pago, lo que ha llevado a muchas trabajadoras sexuales y estrellas del porno a labrarse un facción en la plataforma. La suscripción es el principal método de generar dinero, pero muchas creadoras recaudan parte de sus ingresos desde el sistema de propinas del sitio y los mensajes de pago. El envío de mensajes de texto, asegura, es la alineación vertebral de su negocio, porque crea y mantiene relaciones con los suscriptores que luego le dan propinas. Entretanto que las suscripciones de OnlyFans han llamado la atención del mundo exterior, los creadores como North precisan que esta economía basada en el libro es la verdadera forma de gestar ingresos.
Los hombres mayores siempre han usado los regalos, el estatus y la influencia para comprar el acceso a mujeres jóvenes. Pero de alguna forma se ha llegado al punto en el que tener un espónsor se ha convertido en algo aceptado por muchos jóvenes, e incluso una elección de un estilo de vida glamuroso. La estudiante Fuente de la imagen, Nyasha Kadandara Pie de foto, Jane dice que en sus relaciones también hay amistad e intimidad. Jane, una alumno keniana de 20 años que admite sin problemas tener dos patrocinadores, no ve nada vergonzoso en esas relaciones: son parte del ajetreo cotidiano que se necesita para sobrevivir en Nairobi, dice ella. Es como si solo quisieran compañía, quieren a alguien con quien hablar, dice. Ella asegura que sus padres religiosos la criaron con valores tradicionales, pero ha tomado sus propias decisiones. Uno de sus motivos, dice, es poder ayudar a sus hermanas menores para que no necesiten depender de los hombres para obtener dinero. Pero también se ha arrepentido inspirada por las celebridades de ingreso sociedad de Kenia: mujeres que han transformado el atractivo sexual en riqueza, convirtiéndose en estrellas de las redes sociales.