
Seducción Ada Funes La seducción se ha convertido a lo largo de los años en un arte. Todas las personas somos diferentes en el amor, por tanto, no hay un método infalible para conquistar a otra persona, ya sea hombre o mujer, sin embargo, hay ciertas técnicas que funcionan mejor que otras a nivel general. La psicología de la atracción Atraer a otra persona no implica que tengas que tener un cuerpo perfecto, el aspecto físico pasa a segundo plano cuando queremos atraer a alguien. El motivo es que hay una serie de aspectos que nos resultan agradables de esa persona y hacen que queramos tenerlo a nuestro lado. Hay muchos estudios sobre la psicología de la atracción que relevan las técnicas que mejor funcionan con hombres y con mujeres. Obviamente no se trata de una ciencia exacta, pero tiene mucha efectividad si sabemos aprovecharnos de estos conocimientos para adaptarlos a casos particulares. Los 10 mandamientos de la seducción Muéstrate segura de ti misma: el hecho de mostrar seguridad en una misma es un arma de seducción estupenda, tanto para hombres como para mujeres. No debemos fingir ser quienes no somos, lo que sí podemos hacer es mejorar ciertos aspectos, pero nunca fingir. Sonríe: muéstrate alegre y positiva, es una actitud tremendamente atractiva para los hombres y en general, a las personas nos gusta rodearnos de positivismo y nos gusta ver rostros iluminados por la felicidad.
Con eso, pongo a la disposición de los hombres de España o el país que quieras los siguientes consejos, esperando que les ayude. Aprende un poco de inglés. O te haces un maestro de la seducción no-verbal o te pones a estudiar. Lo siento. Claro que los idiomas se aprenden en la cama , empero necesitas una base para llegar aun ahí. Pero no te preocupes. Con un nivel intermedio y cierta aplomo a la hora de hablar, es suficiente.
En realidad, no es complicado imaginar qué puede interesar a una mujer en un hombre, aunque cada una de ellas sea un mundo diferente. Ya se sabe, una personalidad divertida, afable, entretenida o cariñosa es importante —especialmente en el largo plazo—, pero no lo es todo. Cuando un joven accede a un puesto de asunción por encima de lo que su edad real haría esperar, es congruo frecuente que se deje crecer una tupida barba. Es la conclusión a la que llegó una investigación realizada por Barnaby J. Dickson y Paul L. Vasey, que señalaba que la barba envejece, a cambio de constituirse en signo de distinción social.